El “apego”, una adicción de hoy
En diálogo con Clarín Mujer, el psicólogo describió las causas, los síntomas y los efectos de una conducta característica de la época: el apego patológico.
Sissi Ciosescu / Especial para Clarín MUJER
.gif)
“El apego es una vinculación mental y emocional, generalmente obsesiva, a objetos, ideas, personas o sentimientos, originada en la creencia de que ese vínculo proveerá, de manera única y permanente, placer, seguridad o autorrealización. Lejos de que así sea, somete a la esclavitud y a la pérdida de la identidad, en tanto uno se funde con el ‘pegante’ que lo domina”, dice Riso, quien cruza ideas del budismo zen con la terapéutica cognitiva. Y continúa: “Lo que define el apego no es tanto el deseo sino la incapacidad de renunciar a él, que no es otra cosa que renunciar al placer. Para los orientales, esto es una forma de adicción; para los occidentales, una manifestación de cariño por alguien, y reservamos la palabra adicción para las drogas o el alcohol. Ciertas dependencias conductuales no están vistas como patologías y resultan socialmente aceptables”.
Las pistas del apego
.gif)
belleza, a las compras, a las ideas, a la virtud, a las emociones, a querer hacerlo todo bien, al trabajo, al pasado y la autoridad, a Internet o al dinero. No hace demasiado tiempo que aceptamos la
¿Cómo advierto que estoy “pegoteada” a la belleza? Puedo mentirme diciendo que cuido mi imagen, argumentar que soy como un auto al que mando al taller todos los años. Chapa y pintura, tunearlo un poco y cambiarle los amortiguadores por allá. Pero si el quirófano es mi segundo hogar, el gimnasio mi lugar en el mundo y la peluquería mi paraíso terrenal, habría que reflexionar y mirarse en el espejo. ¿Y si no me doy cuenta? Según Riso, hay cuatro pistas claras:
negociar con nuestra dignidad).

El desapego es lo opuesto; una relación no obsesiva que se nota cuando uno está preparado para la
pérdida. Si lo tengo bien y sino también. Es un vínculo sin miedo, sin posesión, sin identificación; donde se es emocionalmente independiente: “A uno no se le ocurre pensar que su vida no tiene sentido si no tiene ese objeto o sujeto vinculantes. ‘Te amo pero puedo seguir adelante sin ti. Me va a doler, pero sigo’. Todas las letras de los boleros son altamente peligrosas para la salud mental: ‘Sin ti, no podré vivir jamás’ o ‘Es un castigo que no estés conmigo’. Si creo que no puedo vivir sin otro, soy un esclavo y ya tengo un amo, decían los griegos. Por eso el apego es una patología de la libertad. Cuando estás desapegado, sos libre, no pertenecés, participás con el otro”, diferencia Riso.
Causas del apego
Según Riso, hay tres puertas de entrada al apego, y en esto coinciden tanto la investigación de línea dura como las corrientes espirituales:
1) El placer. Hay gente muy vulnerable al placer, más que hedonistas, son infantiles frente al placer. Tienen inmadurez emocional y baja tolerancia a la frustración. Es un infantilismo cognitvo que los lleva a hacer berrinches si no tienen su chupete.
.gif)
3) La compulsión a crecer, a querer ser más; es la ambición desmedida. "No es que fijemos metas y
al alcanzarlas las disfrutamos; es que queremos más: el auto, el yate… Ese crecimiento personal no es sostenido, en el sentido que parto de mis capacidades reales; quiero más y más. Y en Occidente la gente lo aplaude. Eres ambicioso, eres exitoso. Y eso se convierte en una fuente de apego”, dice Riso.
¿Cómo desapegarse?
.gif)
“Para salir del sufrimiento hay que sufrir -continúa Riso-. El alejamiento es un duelo pero te va a hacer crecer y luego de seis meses puede lograrse. Durante el proceso hay una etapa de reflexión donde se distingue entre pasión armoniosa y pasión obsesiva: la diferencia es que con la obsesiva llegás a la meta con gastritis o insomnio porque, al llegar, lo que te interesa es el resultado. Con la armoniosa, vas apreciando el proceso, que es motivación intrínseca: la felicidad no está en la estación sino en la manera de viajar. Me despreocupo del resultado y disfruto el proceso.
Pero, ¿todos podemos “desapegaranos”?
